domingo, 22 de julio de 2012

Ahogada en mi propia botella de ron.


Necesito encontrar tierra, pero primero he de salir a flote. Veo la luz a lo lejos aclarando todo mi alrededor, presionando mi cabeza, el oxigeno en los pulmones empieza a escasear y la cabeza se vuelve cada vez más pesada; me hundo. Estoy a tres brazadas de salir a la superficie y siento la impotencia de ver que mi cuerpo no responde, que solo mis ojos observan como esa claridad por la que había gastado mi ultimo soplo de vida se va alejando, dentro de poco mis ojos se cerraran para dar paso a la oscuridad, no sin antes luchar, lucho buscando un ultimo pensamiento feliz mientras mi cuerpo se pierde entre la barra de cualquier bar y las caricias de algún desconocido.

Sumergida en la resaca ya no hay miedo.


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