Hace tiempo que no le doy de comer a mis peces. Y no han muerto. La materia, al igual que nuestros más oscuros secretos, no pueden ser destruidos, tan solo maquillados. Nosotros decidimos a quién confiarlos, y esperamos ingenuos que guarden el fruto prohibido. Por tanto, lo único que podemos hacer es comprar polvos más y más oscuros cada vez, ilusionandonos con la mera fantasía de que lucirán bonitos. Y nunca lo hacen. Y no hablemos de los secretos jugosos, esos pringan a cada persona que rozan.
¿Quieres destruir un secreto? Cuéntaselo a tus peces, comen de todo.