jueves, 23 de enero de 2014

Un secreto que nunca os contaré.

Hace tiempo que no le doy de comer a mis peces. Y no han muerto. La materia, al igual que nuestros más oscuros secretos, no pueden ser destruidos, tan solo maquillados. Nosotros decidimos a quién confiarlos, y esperamos ingenuos que guarden el fruto prohibido. Por tanto, lo único que podemos hacer es comprar polvos más y más oscuros cada vez, ilusionandonos con la mera fantasía de que lucirán bonitos. Y nunca lo hacen. Y no hablemos de los secretos jugosos, esos pringan a cada persona que rozan.
¿Quieres destruir un secreto? Cuéntaselo a tus peces, comen de todo.

sábado, 18 de enero de 2014

Cachonda

Hay días, y días de invierno. Hay días de invierno que los pájaros pian como camineros. También hay días señoritos, engominados y paletamente opulentos; los hay endulzados en chocolate, quemados, incluso empachados, pero ese es otro tema. Quería decir, arropada por el calor de mi NO mayor amor, pero uno de mis más importantes tesoros en este largo invierno, mi estufa, que tengo ganas de atarte, resquebrajarte las hipótesis y comerte. Sólo eso. En los días de invierno quiero hacerte sudar. Hoy, estoy en uno de esos días, sí mis sentidos no me engañan; en tal caso, raciocinio a ti me invoco: qué me esta pasando.

Llueve de nuevo, y no en mi coño. Creo.